El aspecto más significativo del comportamiento del sistema eléctrico español en el 2011 ha sido el descenso de la demanda de energía eléctrica hasta situarse en un nivel comparable al del 2006. Este descenso se debió a la confluencia
de dos factores. Por un lado, la progresiva reducción de la actividad económica española, y por otro, las suaves temperaturas que han caracterizado el conjunto del año 2011.